No sorprendió Xabi Alonso en su tarjeta de presentación. Volvió a elegir de salida a Brahim en derecha en lugar de a Rodrygo, que sabe perfectamente lo que hay, y ordenó llevar la pelota al campo rival desde el saque inicial, con pelotazo de Courtois en diagonal en busca de la prolongación. Sí, presionó el Madrid, y recuperó el balón a todo trapo, con voracidad, por orden del entrenador. De hecho, la mayor ovación de Vini en la primera parte fue por una recuperación en su campo. Pero el juego fue plano. Lento. Previsible. Al pie. Vamos, de pretemporada.
Osasuna puso su parte en trabar el juego. Con línea de cinco y los tres medios muy cerca, había que ser muy preciso o muy rápido para ganar el área rojilla. Y no está el Madrid ni para lo uno ni para lo otro. El bloque bajo, bajísimo, hizo que los blancos sólo remataran en media hora a distancia y con sus defensas: Carreras (desviado), Huijsen y Militao, ambos obligando a Herrera a meter las manos tras el bote.
La pausa para el refresco cambió algo la dinámica. El balón circuló a más ritmo, y eso permitió ver a Mbappé, que rebañó un balón en el área y cruzó demasiado. También se activó Vinicius, que escapó de Rosier y se midió con Boyomo. El central le metió el brazo en el área. Suficiente para incomodarle, poca cosa para penalti. Y le pisó justo antes del descanso, pero no lo vio Adrián Cordero Vega. Primer rebote del curso para el 7. Se cerró el primer acto con un remate acrobático de Mbappé a centro de Carreras que taponó Bretones. Poca cosa, en fin, para la expectativa creada.
Reconoció Juan Cruz en la entrevista del descanso que su entrenador les pidió que disfrutasen defendiendo. Lisci es entrenador grande, y su ventaja en semanas de preparación invitaba a cerrar espacios. Ya aparecería la ocasión. El caso es que se estiró Osasuna y en la primera que pudo correr el Madrid sacó petróleo. Metió Brahim a Mbappé que buscó la profundidad y Juan Cruz se comió el recorte. Penalti. Protestó mucho el central. Vale. Asumió la tarea Kylian y abrió su cuenta de la temporada, engañando al parapenaltis Herrera.
No cambió mucho el panorama. Se estiró algo Osasuna, que pidió un penalti de Militao a Torró. Cuerpeo y poco más. Fue justo después de la entrada del ex madridista Víctor Muñoz, habilidoso, y justo antes del debut de Mastantuono, con el Bernabéu aclamándole («Franco, Franco»). Es más corto el nombre, sin duda. Tan relevante o más fue la entrada de Carvajal por Trent, apagado en su estreno. Desde luego, a distancia de Huijsen y Carreras, mucho más activos. Brilló Mbappé en una arrancada y no llegó por poco a centro con el exterior de Vinicius, que fue sustituido. Por Gonzalo. No entró Rodrygo. Quien quiera entender, que entienda.
Lisci hizo sus cambios y buscó la portería rival. Intervino Courtois en un centro de Bretones envenenado. Y se llevó un buen susto la parroquia blanca en un centro frontal que no pudo rematar Budimir gracias al buen trabajo defensivo de Gonzalo. No vio el córner el colegiado. Creció Osasuna y menguó el Madrid, al que le costaba tener la pelota salvo cuando le caía a Mbappé. Otro nivel el francés. No hubo más en las áreas. Sí en el aspecto disciplinario, cuando Cordero Vega expulsó en la prolongación a Bretones por un agarrón sobre Gonzalo, de amarilla y justito. Si es que se empeñan en ser protagonistas.
/Marca
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