El Villarreal se aprovecha de un rival que rozó el ridículo en muchas fases del partido y no ofreció ninguna resistencia
En algo más de media hora el Granada ya estaba desnudo, vapuleado y con poco que ofrecer. No hacía falta un máster en Oxford para saber que si los amarillos acertaban en el arranque del choque no iban a sufrir demasiado para doblegar a los andaluces. Y así fue. Primero dos mazazos de Sorloth y luego un cabezazo de Capoué mandaron el partido al barbecho cuando a los espectadores de La Cerámica aún no les había entado el hambre.
Defendiendo a ese nivel, los del ‘cacique’ Medina están condenados a jugar la próxima temporada en segunda división. No hay otra. Entre defender y mirar hay un abismo y en Granada siguen mirando cada jugada del rival. Espectadores de lujo que dirían algunos. Esta vez el encargado de deshacer la frágil zaga nazarí fue Traore. El chico que llegó del Aston Villa, debutaba como titular y en dos arrancadas acabó con el partido.
El ejecutor, en este caso, fue Sorloth. Ya suma doce goles esta campaña el nórdico. El ariete aprovechó la pasividad de los centrales dentro del área para marcar dos tantos en apenas cinco minutos.
Pero el espectáculo defensivo tenía otro capítulo: el balón parado. En un córner Capoue acudió al primer palo sin que nadie se diera por enterado y remató a placer para poner el tercero y meter los tres puntos en el zurrón.
Tocaba pasar por el vestuario al menos para intentar cambiar el rumbo de las cosas y a los dos minutos, Guedes, que había saltado al campo para sustituir a Gerard Moreno, aprovechó una buena asistencia de Baena para marcar el cuarto y dejar claro que a los andaluces el partido se les iba a hacer muyyyyyy largo.
Con el 4-0 ya en el marcador, el Villarreal pareció levantar el pie del acelerador y darle el balón a un mago en aquello de hacer que los partidos se duerman. Con dos asistencias en el bolsillo (aún le quedaba en el sobrero otro pase de gol), Parejo tomó el mando y el Granada se pasó unos buenos minutos persiguiendo sombras.
En ese escenario apareció el hambre de Sorloth. Quería más el nórdico y en otro córner ganó a todos por alto para cabecear con potencia al fondo de la red. Era el quinto del equipo y el tercero en su cuenta.
El Granada, rozando por momentos una actuación ridícula, se dejó ir sin demasiado orgullo. Lo sacó el canadiense Corbeanu con un gol en el añadido, pero poco másLa Segunda acecha y con partidos de este estilo es incuestionable.
/Marca
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