El equipo del Ingeniero jugó un excelente primer tiempo y por algo se fue en ventaja, pero en la segunda etapa se hizo muy manifiesta la mayor jerarquía de los ingleses y de ahí el 4-1 en la final de la Conference League
El sueño del Real Betis Balompié se vino abajo con estrépito en Breslavia. Los verdiblancos no pudieron estrenar su palmarés como campeones de una competición europea por la sencilla razón de que les faltó el físico necesario para afrontar este tipo de aventuras. Pese a adelantarse muy pronto con un buen gol de Abde y de haber podido rematar prácticamente la final en ese primer tramo, tras el descanso todo cambió 180 grados y el Chelsea se impuso de cabo a rabo.
Bastó con que llegara el primer golpe para que este Betis se cayera con estrépito, como si no fuera capaz de aguantar esa paridad. Un cabeza de Enzo Fernández llegando desde atrás al espacio que dejaban libre entre Adrián y Bartra y todo cambió de una forma que nadie podía imaginar hasta entonces. Los ingleses crecieron exponencialmente al mismo tiempo que los verdiblancos parecieron dimitir del encuentro. Ni siquiera fueron capaces de mantener el pulso en alto tras el 1-1.
Porque Jackson no iba a tardar en poner a los suyos por delante de una forma relativamente parecida. Cole Palmer jugueteó con Jesús Rodríguez dentro del área y éste lo defendió de forma muy laxa. El centro fue rematado en solitario por Jackson llegando desde atrás y el Betis, si no lo había hecho antes, desapareció.
Con Antony desconectado por la derecha por la pegajosa marca de Cucurella, Isco ya no tenía fuerzas para tirar de los suyos. Jackson pudo sentenciar en una contra completamente en solitario en el minuto 78, pero el Betis sería incapaz de reaccionar para lamento de los suyos, que acabaron mayoritariamente con lágrimas en los ojos por lo abrupto que había sido todo.
El sueño deberá esperar a otra temporada, porque en esta el Chelsea había sido capaz de darle la vuelta a la situación después de ese primer periodo tan prometedor para Manuel Pellegrini y los suyos.
Porque el Betis iba a entrar en el litigio con la intensidad que siempre exige una final, sea de la índole que sea. Desde Isco a los otros diez futbolistas que había elegido Pellegrini, e incluso hasta el último de los aficionados que se exhibían desde el primer minuto ante los del Chelsea, la diferencia era como la noche y el día. Mientras los verdiblancos eran deseo, pasión y, por supuesto, buen fútbol, sus rivales vivían en la nube de una superioridad que era una absoluta mentira.
Eso iba a ser clave desde el mismo arranque, cuando ya había avisado el Betis del peligro de Abde por la izquierda aprovechando esa posición híbrida de Malo Gusto tendente a convertirse en un medio centro creativo. E iba a bastar con la sapiencia de Pablo Fornals para leer un mal pase de Enzo Fernández. La recuperación le cayó a Isco para que éste sacara su periscopio a pasear. Vio la internada franca de Abde y el marroquí la puso en el sitio justo con un disparo cruzado.
La final comenzaba, por tanto, de la mejor manera posible para el Betis. Minuto 9 y el resultado se ponía a su favor, pero no sólo eso el juego también seguiría siendo muy superior a partir de ese primer golpe. Los verdiblancos, bien organizados sobre el césped, siguieron con la intensidad necesaria para robarle el balón al Chelsea en sus salidas. En el minuto 13 le haría un paradón Jorgensen a Bartra en otra anticipación y en el 21 la oportunidad clarísima sería para Johnny tras una excelente jugada de Abde otra vez.
La única pena para el rutilante arranque del Betis fue que no había sido capaz de sentenciar cuando lo había merecido con creces. Restaba mucho tiempo por delante y aunque el Chelsea no fue ni siquiera capaz de asustar de verdad a Adrián, apenas una salida ante Enzo Fernández, todo quedaba abierto con vistas a la segunda mitad. Eso sí, con la sensación unánime de que el Betis había sido infinitamente mejor que el Chelsea y, además, tenía mucho más deseo de ser campeón.
En el cambio se van a producir dos cambios en sendos laterales de los dos equipos. Por el Chelsea se va un Malo Gusto que había sido un lastre para el planteamiento de Enzo Maresca; por el Betis es Perraud quien ocupa el puesto de un Ricardo Rodríguez que se supone que no podría aguantar algún problema físico. Eso, junto a la entrada poco después de Jesús Rodríguez por el punzante Abde, que se fue también renqueante, cambió definitivamente todo el panorama de esta final.
El Chelsea comenzó a entrar por la banda derecha gracias a las asociaciones de Cole Palmer, que era quien se apoderaba del balón, con Madueke y también con Reece. La defensa del Betis se desmoronó por ahí y por ese sector llegarían los dos goles que le dieron la vuelta a todo para acabar con el sueño de Pellegrini y toda esa familia que tan bien ha defendido a los verdiblancos en esta temporada.
La Conference League exigía superar un último examen de mucho nivel y los verdiblancos, pese a haber protagonizado una excelente primera mitad, no pudieron aguantar el envite del Chelsea. Los suyos les agradecieron el esfuerzo con el orgullo de quienes se saben representados por unos futbolistas que siempre lo dan todo por los colores verdiblancos. Pero con eso no basta, con esa endeblez defensiva es muy complicado conquistar un título en Europa.
Taking turns. 🔵 pic.twitter.com/sm1ZULbAMu
— Chelsea FC (@ChelseaFC) May 28, 2025
/Escrito por Francisco José Ortega para El Diario de Sevilla
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