Este proyecto, que es posible gracias al financiamiento del Fondo de Fomento de Medios de Comunicación Social del Gobierno de Chile y del Consejo Regional, pretende demostrar la necesidad de unirnos como país para superar los momentos difíciles. En 1962 veníamos saliendo de un megaterremoto, hoy estamos recién viendo la luz tras la peor de las pandemias que ha afectado a la humanidad. Unidos, se puede salir adelante. Como lo hicieron los chilenos hace 60 años
Recopilando documentos oficiales, la mayoría de ellos del Libro Nuestro Mundial, que editó hace 10 años el diario El Mercurio en colaboración con la ANFP y el auspicio de la ENAP, para nuestra primera entrega hemos querido demostrar, como primera cosa que – a diferencia de lo que algunos han escrito- el Mundial de Chile 1962, fue un gran Mundial.
He aquí algunas cifras de la época para ratificarlo
La precedente edición disputada en Suecia (mundial de Fútbol 1958), al extremo norte de Europa, debía considerarse para los participantes sudamericanos en la misma dimensión de la participación europea en Chile. Todo esto lo recordamos no por espíritu polémico, sino para ilustrar merecidamente el mérito de los chilenos a la luz de los resultados excepcionales conseguidos.
Una parte de los beneficios ha sido ya distribuida, como anticipo, y la corrección de toda lagestión ha sido controlada en América y en Zurich.
Empecemos a decir que Chile ha batido todos los récords.
Refiriéndonos en liras y tomando como punto de comparación el torneo de 1958 (que ya había superado todos los precedentes), vemos en Suecia un ingreso de 2.309.348 dólares (mil y medio millones de liras aproximadamente), con 35 partidos, mientras que en Chile, con sólo 32 partidos, se recaudaron 3.852.567 dólares (o sea 2 mil 372 millones de liras, casi mil millones más).
Y esto, no solamente debido al alto precio de las entradas sino también porque los espectadores que pagaron en Suecia fueron 814.411 (con 35 partidos), los que subieron en Chile (con 32 partidos) a 903.572. ¡Noventa mil más!
Se superaron, entonces, el récord de público y el récord de ingresos.
En Suecia, la televisión entró a aumentar la recaudación total con 289.017 dólares, mientras que en Chile ingresaron por el mismo
capítulo sólo 160.866. Esto demuestra que el borderó fue verdaderamente producido por el público chileno.
Los visitantes extranjeros por varias y comprensibles consideraciones, fueron mucho menos que en Suecia.
A los países participantes en Suecia, por el reglamento les fueron distribuidos 767.272 dólares. En Chile, en cambio, 1.789.600 dólares…
¡Casi un millón más!
¡Chile fue el único país que no gravó con ningún impuesto, sea los ingresos de los partidos, sea los porcentajes de cada participante, y
esto fue un elemento importante para que las utilidades del torneo fueran tan interesantes. (Nota del editor: Según documentos oficiales de la época, con membrete del Comité Ejecutivo, los ingresos totales fueron de US$ 3.852.567.68 y los gastos sumaron US$ 1.298.936.17, con un saldo favorable de US$ 2.553.631.51. El reparto fue de un 10% para la FIFA (US$ 255.363.15); un 25% para la Federación chilena
(US$ 638.407.38); y un 65% para las asociaciones participantes (US$ 1.659.860.48). Para comparar, guardando las proporciones, de acuerdo con el balance publicado por la FIFA en su página web (fifa.com), la Copa del Mundo Sudáfrica 2010 tuvo ingresos totales por
US$ 3.955.000.000 y gastos por US$ 1.298.000.000).
Como siempre sucede, hay una influencia remarcable en los partidos jugados con el equipo del país organizador. Esta vez, sin embargo, aquélla se manifestó en forma destacada en todos los partidos jugados en Santiago, incidieran o no sobre la colocación de Chile.
Documento con el detalle de ingresos y egresos del evento realizado en Chile
/Fuente: ANFP. Libro Nuestro mundial
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