Los azules siempre quisieron jugar en el estadio de Unión Española, pero finalmente tendrán que mudarse fuera de Santiago. Aunque la justificación es económica, en el fondo hay otro tema, que se venía gestando hace meses.
Desde que el Estadio Nacional quedó con prohibición de usarse los días de semana por los protocolos sanitarios, en la U sabían que muy probablemente tendrían que buscar un nuevo recinto para ser locales en varios partidos.
Y como ha sido tradición en las últimas décadas, la primera opción era Santa Laura. Hubo conversaciones dirigenciales casi desde el comienzo y hasta una “comitiva” de Azul Azul hizo una visita de inspección al reducto de Independencia, con la venia de Unión Española.
Tras el partido contra Colo Colo, la programación de la ANFP dispuso que el siguiente duelo de local de la U sería este lunes 14 de septiembre ante Cobresal y el tema se aceleró. De hecho, hasta pocos días antes del Superclásico personeros de Azul Azul habían comenzado las averiguaciones logísticas necesarias para mudarse temporalmente a Santa Laura.
El tema marchaba viento en popa, hasta que todo quedó finalmente en nada.
¿Qué pasó?
La “venganza”
En la superficie, el problema es económico. Pero, en el fondo, va mucho más allá.
Cuando la U empezó a ver con Unión Española, creían que se mantendrían los montos “habituales” que tradicionalmente el club de colonia les pedía por arrendar Ssanta Laura por un partido, cerca de 20 millones de pesos.
Sin embargo, se sorprendieron con que esa cifra había subido considerablemente, reactivando el “temor” que desde el comienzo hubo en Azul Azul. Algo que en la concesionaria mencionaban como “La Venganza de Segovia”.
El empresario español sigue siendo el presidente de Unión y quien toma las grandes decisiones, aunque hace casi una década que vive en Europa. Y, en ese sentido, el ex candidato a la presidencia de la ANFP al parecer nunca olvidó el desencuentro que se produjo a fines del año pasado, cuando el Estallido Social obligó a suspender el torneo nacional 2019, dejando en la nebulosa el tema de la clasificación a los torneos internacionales.
Ahí, ambos clubes chocaron directamente, cada uno con las posturas que creían les daban el derecho a participar en la Copa Libertadores; los azules, a través del cupo que daba la interrumpida Copa Chile en la que ambos seguían participando, los hispanos por su mayor puntuación en el campeonato.
Al final, fue la visión de Azul Azul la que imperó, y los de colonia decidieron no presentarse y hasta reclamaron ante el Tribunal de Arbitraje Internacional. Mientras, vía su cuenta privada de Twitter, Segovia manifestaba su molestia e indignación. Y en la U creen que encontró la mejor forma de pasar factura.
¿Cosas de mercado o falta de generosidad?
El 10 de agosto, cuando se veía la forma cómo podría volver el fútbol chileno, la Ministra del Deporte Cecilia Pérez tuvo una reunión vía Zoom con los 33 presidentes de clubes. Entre otros puntos, se mencionó la “unidad” y “generosidad” que serían necesarias para que todo funcionara correctamente.
De modo tangencial, también hubo un compromiso no escrito de colaboración mutua en la eventualidad que, por alguna razona relativa a la pandemia, un equipo no pudiera ser local en su estadio acostumbrado.
Con esa idea fue que los azules comenzaron a negociar, pero muy pronto se dieron cuenta que no podrían contar con un gesto por parte de Unión. Todo lo contrario, el nuevo precio por usar Santa Laura ahora era “de 28 millones y nunca menor a los 25 millones”, según fuentes conocedoras de las conversaciones.
El estadio de Unión seguía siendo el preferido -el plantel y Hernán Caputto también aclararon que era un recinto que les acomodaba en caso de tener que salir del Nacional- y se siguió intentando llegar a un acuerdo, pero ese precio era inviable y se tuvo que empezar a considerar alternativas. Primero San Carlos de Apoquindo y el Municipal de La Florida en Santiago y, al final, El Teniente de Rancagua, el que terminó siendo elegido.
Pese a que deportivamente podía no ser lo más conveniente ya que suponía más desplazamiento para el equipo, las diferencias económicas eran siderales: el precio que pedía O’Higgins era apenas de $3 millones.
Y ojo, a menos que haya un cambio que en la U ya dan por descontado, en el futuro cercano seguirá siendo local en El Teniente y sólo visitarán Santa Laura este 27 de septiembre, cuando deben enfrentar a Unión Española. Imperdible.
/EnCancha
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