El cuadro popular vivía su peor momento económico y las deudas cada vez eran más altas. Sin embargo, eso no impidió festejar frente a su principal enemigo.
Santiago.- Corría el año 2002, Colo-Colo se hundía en una quiebra que jamás el hincha albo pensó vivir, la mala gestión de la administración de Peter Dragicevic, ex Presidente del club, destruía décadas de tradición e historia. Pero el Cacique mantenía el apoyo de la gente y lo seguían hasta el fin del mundo. Los jugadores ratificaban su amor a la camiseta y no dudaban en representar al «Eterno Campeón».
Sin embargo, las deudas crecían y los sueldos se comenzarían a reducir o simplemente no se pagaban. Se murmuraba de que no había agua caliente, las indumentarias eran precarias y no se podían realizar trabajos de noche, ya que no había luz artificial.
La deuda era de $270 millones y así fue como, el 23 de enero de 2002, la magistrada del 22º Juzgado Civil de Santiago, Helga Marchant, declaró la quiebra de la Corporación, todos hacía pensar en la decadencia y el cierre de una de las institución futbolísticas más grande del país.
Colo-Colo ya estaba en la quiebra y los ánimos no eran los mejores, pero aún así tuvieron que enfrentar a la Universidad de Chile por la Copa TLP de Telefónica. Se hablada de un plantel roto física y emocionalmente, pero aquella noche en Rancagua, el Cacique brilló como nunca y goleó al Bulla por 3-1.
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