El buen momento en Liga y Copa del equipo confluye con la irrupción del nuevo presidente
Un Nou Barça está naciendo en este invierno de 2021, una estación que ya termina y que simboliza de dónde vienen el equipo y el club y hacia dónde se dirigen, una primavera necesaria y ansiada por el barcelonismo. El escenario actual era impensable cuando más arreciaba la tormenta, allá por agosto, septiembre, incluso diciembre. De Bartomeu a Tusquets, del BarçaGate a la deuda billonaria, de caer en el Clásico a perder en el Carranza, de ser primero de grupo a acabar emparejado contra el PSG.
Confluyen dos corrientes para que esté a punto de declararse el estado de optimismo en Can Barça. La primera, la puramente futbolística, El equipo se ha rearmado y presenta la mejor racha de LaLiga que le ha llevado a estar por primera vez por delante del Madrid y haber recortado como mínimo a la mitad la distancia contra el Atlético (de 12 puntos tras 10 jugados a situarse a tres… con un partido más). Además, tras perder la Supercopa, se ha ido revitalizando en la Copa hasta plantarse en la final tras levantar el 2-0 al Sevilla. Un título a un partido.
Su dinámica liguera (16 partidos sin perder, con 13 victorias y tres empates) le ha colocado incluso como el favorito de la afición para ser campeón. En la encuesta tras el derbi, con más de 160.000 votos, el Barça es el más votado como futuro campeón con el 48%, seguido del Atlético con el 28% y el Madrid con el 22%. No es más que una encuesta, pero recoge la sensación que da ahora el Barcelona, la de un equipo al alza que transmite seguridad como para acabar levantando un título que tenía imposible hace escasos meses
Y la segunda corriente, la generada por Laporta, ganador incontestable de las elecciones. Con la nueva Junta, que está por definirse aunque ya se van confirmando nombres, como el de (Ferran Serveter como director general o el de Mateu Alemany como director del fútbol, tiene una peliaguda tarea por delante, pero su regreso es un soplo de aire fresco, aunque no sea un rostro nuevo, para un club golpeado desde fuera y desde dentro como el saco de un boxeador. Por carisma, nostalgia o discurso, quizás por la suma de todas, el Barça ya tiene un capitán al mando de la nave. Con tanto entusiasmo que estará el miércoles en París. Con tantas ganas que este lunes ya se pasó a saludar a la plantilla del primer equipo, del femenino, del B e incluso se fotografió con Pau Gasol y la Bomba Navarro.
Su retorno al club invita al optimismo respecto a la continuidad de Messi. El gesto del argentino de ir a votar (además de la imagen con su hijo en la grada) fue recogido por Laporta con un mensaje sutil pero cargado de sentiment. «Hoy hacía 20 años que un chico que se llama Leo Messi debutaba con el infantil del Barça. Y ver hoy votar al capitán, al mejor de la historia y del mundo…, que haya venido con su hijo y haya participado de esta fiesta es una muestra de que Leo quiere al Barcelona». Consideran personas conocedoras del entorno que si hay posibilidades de que Messi se quede, es con Laporta a los mandos. Ese paso ya está dado. Ahora quedan el proyecto y la negociación del contrato. En cualquier caso, volviendo a las encuestas, el pueblo cree que Laporta lo conseguirá. Más de 90.000 votos, el 75% se inclina por la continuidad del 10
Como añadido a este momento aflora la fuerza de La Masía, eje del mejor Barça de la historia, nuevamente en el foco con la irrupción esta temporada de una quinta que rinde e ilusiona, de Araujo a Riqui, de Ansu a Ilaix, con Mingueza completando un grupo liderado por el líder de este grupo, que sin ser canterano parece formado a las faldas del Camp Nou, Pedri. Estos talentos suman a la hora de visualizar un futuro con gente de la casa que pueda permanecer muchos años en Can Barça.
Aunque esta efervescencia puede sufrir un efecto gaseosa si este miércoles contra el PSG el Barça vuelve a ofrecer una imagen como la de la ida. Con la eliminatoria perdida, el equipo azulgrana se juega más la dignidad que el futuro, porque solo un milagro le meterá en cuartos. Así las cosas, escuchando a un Koeman que incide cada vez que puede en que este proyecto está en fase inicial y por tanto inmaduro como para llegar lejos en Europa, la guerra que ahora puede librar el Barça está en España… y en Barcelona. Pelear LaLiga hasta el final, ganar la Copa, que los jóvenes sigan creciendo… y lo que es tan o más importante: que Messi siga vistiendo de azulgrana.
/Marca
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