El Madrid va con dos goles de ventaja a la revancha con el Chelsea

Benzema y Asensio sellan una victoria trabajada y merecida con una notable actuación del bloque de Ancelotti. El Chelsea presenta batalla hasta la justa expulsión de Chilwell

El Real Madrid construyó una renta sólida, buena base para buscar en Londres el pase a semifinales. Tuvo que ofrecer su mejor versión, como cabía suponer en unos cuartos de final. Pese al optimismo general, la Champions tiene unas reglas diferentes a cualquier otra competición, y quien compareció en el verde del Santiago Bernabéu es el campeón al que destronó el equipo de Ancelotti. Pues bien, el Madrid fue un conjunto de autor, más ofensivo que en ocasiones precedentes, que jugó mucho y bien, dirigido por Kroos. Pudo ampliar la renta. También pudo recibir algún tanto. Un 2-0 notable y merecido.

No fue sencillo el duelo ante el Chelsea, en absoluto. Ancelotti continuó con su reivindicación del día anterior y calcó el once del baño al Barça en el Camp Nou. Siempre se dice que la exigencia del Madrid es indispensable para ser una máquina de ganar. También lo es que una campaña como la 22-23 debería reforzar el crédito de sus protagonistas, entrenador incluido. Y con él unos veteranos que han llevado al club a una edad dorada que rivaliza con la original. Aunque sólo sea por el hueco eterno que tendrán todos en el corazón del madridismo, que volvió a reventar el Bernabéu con una confianza similar a la de un año antes. Entonces era una vuelta que se suponía casi de trámite, tras el 1-3 de Stamford Bridge. En esta ocasión, los ‘blues’ se agarran a la cuerda europea para salvar una temporada nefasta. Y no hay nada más peligroso que un equipo con calidad en situación agónica.

A los dos minutos quedó claro que el Chelsea podía hacer daño. Robo y salida fulgurante de Sterling para Joao Félix que arrancó en ventaja desde el centro del campo. Cabalgó el portugués, que se fue arrugando al sentir el aliento de Militao a su espalda. Tanto que resolvió con un tiro duro, escaso de ángulo, fácil para Courtois. No había llegado su hora aún. El robo con intimidación de los ingleses duró diez minutos, aunque no generó más ocasiones claras para su dupla de delanteros titulares. La pelota regresó a pies blancos y fue momento de comprobar el cemento armado que había instalado Lampard, cinco defensas y tres medios centros de batalla. Tenía una brecha clara, entre Reece James y Fofana, que detectó rápido Vinicius.

El Madrid juntó líneas y creció Kroos, tan preciso en el corte como en el pase. Remató de lejos Valverde, cerca de la escuadra, y fue el último aviso. Carvajal controló como interior, buscó la ruptura de Vinicius a la espalda con un pase exquisito, sacó Kepa con reflejos y Benzema completó el trabajo. Suma y sigue el francés, empeñado en liderar otra Champions inolvidable como la del año pasado. Entonces su socio preferente fue Courtois, que se sumó al desafío un minuto después. Buscó la profundidad por derecha Reece James, que siempre brilla ante el Madrid. Sirvió un caramelo al área que remató Sterling perfecto, al rincón, como mandan los cánones, al contrapié del portero. De allí rescató el empate Thibaut. Gigante.

La parada consolidó al Madrid, que fue más y mejor que su oponente hasta el descanso. Sacó un balón de la línea Thiago Silva, tras abusar Vinicius de Fofana. Kepa blocó un cabezazo de Alaba. Y tanto Vinicius como Valverde desaprovecharon dos contras netas. Escaso botín para tanta producción. En la vuelta de vestuarios, el Chelsea se adentró en campo blanco buscando la presión. Y pudo pagarlo en dos salidas blancas, una de Rodrygo y otra de Modric que acarició la escuadra. En la del brasileño estiró Koulibaly tanto las fibras que se rompió. Fuera un defensa de 80 millones por otro de 65: Cucurella. No tuvo tiempo de ajustarse. Un servicio magnífico de Valverde entre central y lateral dejó solo a Rodrygo, agarrado por Chilwell. Roja.

En superioridad, la lógica dictaba buscar el segundo, pero tampoco estaba el Madrid preciso al acabar jugadas. Lampard retiró a Sterling y Joao, intrascendente en el partido. Metió a Havertz como único punta y regresó a defensa de cinco con Chalobah como central. Hay que reconocer a Lampard el acierto para recomponer al equipo. Ancelotti respondió evitando riesgo de segunda amarilla a Camavinga con Rüdiger y metiendo el cañón de Asensio en el ataque. Bingo. Centro atrás de Vinicius al borde del área para que Marco conectara un zurdazo seco, durísimo, bajo las piernas de Fofana y junto al palo. Un futbolista único, distinto, con un tesoro en su bota izquierda.

El 2-0 es un tesoro en Copa de Europa. Por eso los cambios de Lampard buscaron estirarse, pese a la inferioridad. Buscó la puntilla Asensio desde lejos, sin suerte, y Ancelotti dio un respiro a sus dos mitos. El Bernabéu rindió pleitesía a Modric y Kroos. Se contuvo el Madrid, que no se lanzó a por el tercero. Pudo conquistarlo en la prolongación, con un cabezazo de Benzema que se escapó alto por poco. También pudo descontar Mount casi al final. Lo habría hecho de no mediar Rüdiger, providencial, para poner en valor una victoria de un mérito extraordinario. Por juego y por manejo del partido. Quien quiera destronar al campeón tendrá que merecerlo. Y mucho.

/Marca