
Como en horas de la tarde Fluminense igualó si ngoles con el Borussia Dortmund, hasta ahora los equipos de esta parte del continente siguen invictos ante los colosos de Europa
Si alguien pensaba que Sergio Ramos había vuelto para pasearse por California, se equivocaba de pleno. El camero regresó a la titularidad tras casi dos meses apartados de los terrenos de juego por una lesión -desde el 21 de abril- y lo hizo marcando el primer gol del partido para un Monterrey que, pese a ser dominado por el Inter de Milán durante toda la primera parte, supo sobrevivir y empatar a uno ante todo un finalista de Champions.
El Inter de Chivu salió mandón, agresivo y poco a poco se fue asentando en campo rival. Pero en el fútbol, como en la vida, no siempre manda el que parece más fuerte. Oliver Torres colgó un córner medido al área y apareció Sergio Ramos, imponente, librándose de Acerbi y ganándole el salto a Bastoni y Pavard para firmar el 1-0 con un cabezazo picado marca de la casa. Gol, rugido mexicano en las gradas… y celebración de capitán renacido.
El guion de partido del Inter era claro: ataque constante por la izquierda, donde Carlos Augusto y Bastoni ganaban metros con facilidad. También lo era el de Domènec Torrent, que tiraba de Ocampos y Bertrame al contragolpe cada vez que podía respirar. Pero el equipo de Chivu, que repitió el 3-5-2 -mismo sistema que con Inzaghi- con la novedad en el once de Asllani y la titularidad de Sebastiano Esposito, mostraba más posesión, más llegadas… y más fueras de juego. Hasta cinco veces quedaron los italianos en posición antirreglamentaria en la primera parte, lo que refleja el trabajo quirúrgico de la zaga mexicana, liderada con galones por Ramos.
Gol de pizarra para empatar
Cuando Monterrey ya pedía la hora, llegó el jarro de agua fría. En el 41’, el Inter se sacó una jugada de laboratorio ‘made in’… no sabemos si de Chivu o de Inzaghi. Asllani picó una falta por encima de la barrera, Carlos Augusto asistió con un pase de la muerte a Lautaro, que sólo tuvo que empujarla para colocar el empate a uno. Todo un premio al dominio y golpe psicológico para unos Rayados que hasta ese momento habían cumplido con nota.
En el tramo final del primer acto, Monterrey se encerró con orden mientras el Inter siguió empujando. Hubo una mano de Ramos en el área que generó dudas, pero Sampaio la consideró involuntaria y el VAR, con Nicolás Gallo a los mandos, dio luz verde a la decisión. El descanso llegó como agua bendita para Torrent, que necesitaba ajustar algunos detalles… pero que al menos había salvado la primera tormenta.
El Inter siguió mandando, pero sin filo
La segunda mitad arrancó igual que terminó la primera: con el Inter instalado en campo rival, circulando el balón con paciencia pero sin encontrar grietas en la defensa rayada. Luis Henrique debutó con los ‘nerazzurri’ en el minuto 58, buscando precisamente eso: desborde y desequilibrio. Pero ni él, ni Lautaro, ni Esposito lograron romper el muro mexicano. El conjunto de Chivu dominaba… pero no le funcionó aquello que suele decirse, tanto va el cántaro a la fuente que a veces se rompe, pues esta vez, no se rompió.
Cuando más controlado parecía tener el partido el Inter, Sergio Canales encendió las alarmas en el 64′ con un zurdazo seco desde fuera del área que se estrelló violentamente contra el poste izquierdo de Sommer. Y por si fuera poco, tres minutos después, Lautaro marcó lo que parecía el 1-2 con una vaselina deliciosa tras un pase filtrado… pero el árbitro lo anuló por fuera de juego. ¿El culpable? De nuevo Sergio Ramos, que dio un paso hacia adelante justo a tiempo para dejar al argentino adelantado. Otra vez, el capitán rayado como último salvavidas.
Con este empate, el grupo E queda al rojo vivo. River Plate lidera con tres puntos tras vencer a Urawa Reds, y el próximo River – Monterrey de la segunda jornada se convierte en una final anticipada para ambos. Los de Torrent llegarán con opciones… y con Ramos como bandera. El Inter de Milán, por su parte, se medirá a los japoneses sabiendo que no puede volver a fallar si quiere estar en los octavos. Este Mundial no espera a nadie, y menos a los que no rematan la faena.
/Marca
Facebook
Twitter
Instagram
YouTube
RSS