Messi: Neymar, la selfie y el opaco rendimiento de Argentina

Mucho han hablado -o soñado, quizá- en Barcelona de un posible encuentro en la final de la Copa América. Después de haber ganado todo en el Barsa, se querían cruzar con sus selecciones. Pero no podrá ser. Principalmente, por la sanción que le dieron a Neymar, que lo dejó afuera de la Copa.

“Lo único que puedo decir es que Neymar es mi amigo y me hubiera gustado que pueda estar hasta el final del torneo”, tiró Lionel Messi, en zona mixta, luego del triunfo de Argentina ante Jamaica, y antes de que los jugadores jamaiquinos fueran en patota a sacarse una selfie con el crack argetino.

Lejos de entrar en polémicas con el Tribunal de Disciplina de la Conmebol, Leo lamentó que un futbolista de la talla de Ney no pueda participar de la Copa. “Hubiese sido lindo para la Copa no privarse de un jugador de su categoría, pero no quiero entrar en si lo de la sanción estuvo bien o mal”, dijo.

LA SELFIE

Messi se acostumbró a ser Messi. Aunque igual hay algunas situaciones que aún lo sorprenden. Una vez creyó que lo querían robar, cuando un hincha se tiró de un auto en marcha para sacarse una foto con él en Barcelona. En otra Copa América (en 2007) una chica saltó desde la tribuna para verlo de cerca. Y en su partido 100 en la Selección, un rival, recién eliminado de una Copa, le pidió la autofoto en el medio de la cancha…

Hay que blanquearlo: a la salida del vestuario, la idea era hablar con Brown. Pero nadie lo conocía. Se lo googleó para ver de cerca su cara, aunque a los ojos argentinos, la verdad, los jamaiquinos eran parecidos entre sí. Ahí se empezó a tirar el nombre al aire cuando pasaba alguno. Hasta que llegó él, miró, y ya no quedaron dudas. En su mano derecha les mostraba a todos y todas el celular con la foto con Leo.

Es fan de Messi, aun cuando el 10 no haya jugado como para ser el jugador del partido. Tuvo algunos arranques electrizantes, sí, aunque no al nivel que se espera ahora que llegó mejor que al Mundial. “Me hubiera gustado hacer un gol en el partido 100, pero como todos los partidos. Eso no es lo más importante”, minimizó Leo en la zona mixta, después de sacarse fotos hasta con los suplentes de Jamaica. No pasó sólo por hacer un gol.

El problema del equipo fue la falta de contundencia. Que haya una relación más directa entre el porcentaje de posesión y los goles. No está bien haber terminado defendiendo dos pelotas en el área contra un rival de entrenamiento, que pudo haber complicado a Uruguay pero ayer fue un papelito para que firmara Messi… El cuestionamiento al capitán, entonces, no fue haber errado sino que no pudo ponerse seguido en posición de ser la tapa de los diarios.

Como declaró Messi en el pequeño lugar para hablar con los jugadores, en el primer tiempo tuvieron más posibilidades. Después se volvió a bajar el ritmo. Estuvo por fin alto Di María, que hasta le movió el travesaño a Jamaica, aunque otra vez las piernas parecieron pesadas para mantener la pelota, la idea, la intensidad, la tensión. El equipo al final se aburrió y aburrió a una cancha a full.

“No sé por qué, pero es real: en el segundo tiempo jugamos más lento”. Todos. Bajó Messi, que en el primer tiempo buscaba juego en tres cuartos para que pasara Zabaleta y el segundo entró poco en contacto con la pelota. Perdió consistencia Pastore, bien en puntas de pie en algunas jugadas en el arranque. Se quedó sin fuego Higuaín, que metió un gol de 9-9 en el arranque, para respaldar la lógica decisión de Martino de ponerlo esta vez de titular por delante de Tevez.

El primer objetivo igual está cumplido, se terminó primero, pero habrá que escuchar puertas adentro la autocrítica de Messi, la mirada de Mascherano, la propia conferencia de Martino después del partido. Posibilidad de mejorar el físico casi no hay en plena competencia al final de las cargadas temporadas de todos. Habrá que reconfigurarse en algún tramo del juego para no llegar fundido a los últimos minutos.

Ahora empiezan los mano a mano. O jugás mejor o a pocos les importará quién se saca una selfie…

/Escrito por Marcelo Sottile para Olé de Buenos Aires