Golpe de líder para cerrar un gran 2025 azulgrana

El Barça se impuso al Villarreal en La Cerámica gracias a los goles de Raphinha, de penalti, y Lamine Yamal

Gran victoria del FC Barcelona para echar el cierre a 2025 con un fuerte golpe sobre la mesa y un nuevo aviso a navegantes, imponiéndose al Villarreal en La Cerámica (0-2) para ampliar la distancia en la tabla respecto al submarino amarillo, ya once puntos por detrás aunque con dos partidos menos, y lo hizo liderado por un gran Raphinha que le ha cambiado la cara al equipo desde su regreso.

Resultaba una incógnita saber antes del encuentro si los azulgrana iban a notar la ausencia de Pedri, baja por precaución debido a unas molestias físicas, y si se podía salir triunfante de La Cerámica sin la magia de uno de los mejores jugadores del mundo. Pues a la vista estuvo que sí, aunque no sin esfuerzo, sacrificio y trabajo en equipo, tres elementos con los que deberá convivir el Barça de manera habitual para revalidar el título liguero.

A pesar de que hace unos meses se decidió que el partido se iba a disputar entre rascacielos, grandes avenidas, playas urbanas y un marcado clima tropical, el duelo acabó jugándose, como ha ocurrido toda la vida en los Villarreal-Barça, en una pequeña y compacta ciudad mediterránea, con callecitas más cortas y estrechas y la gente de siempre en las gradas. El Barça visitaba a un equipo que no le ganaba como local desde 2007, pero aún así Hansi Flick supo conectar de manera excelente a sus hombres para salir concentrados y evitar, una vez más, comenzar el partido con el marcador en contra.

Con Raphinha omnipresente, el Barça tomó el control del balón y fue subiendo marchas para merodear con más frecuencia la meta de Luiz Junior, aunque con un ojo echado atrás siempre porque el cuadro de Marcelino, a la que robaba, salía en tromba con Joan García como objetivo. Y en una de estas, Raphinha, quién sino, fue el protagonista del primer gol del partido. Él se lo guisó recortando dentro del área para que Comesaña cometiera un penalti tan inocente como evidente, y él mismo transformó engañando a su compatriota bajo palos para adelantar al Barça. Y pudo ser mayor el daño del ’11’ azulgrana al Villarreal si el potente disparo desde fuera del área que conectó tres minutos después no lo hubiera repelido el larguero. El cuadro de Flick supo controlar los arreones locales, demasiados, seguro, para el técnico alemán y en más de una ocasión se salvó del empate, pero el mayor punto de inflexión llegó al filo del descanso, con una entrada muy dura de Renato Veiga sobre Lamine Yamal, en carrera, con velocidad, directo al tobillo del ’10’ azulgrana, que le costó la roja directa al central ‘groguet’.

Incluso con un hombre menos, Marcelino no varió su plan y mantuvo a los mismos hombres que comenzaron el encuentro sobre el terreno de juego, sin cambios, obviamente sin el expulsado Veiga, y fiando sus opciones a poder pillar al Barça despistado en una contra rápida. Mientras, el esférico era monopolio azulgrana y Eric, De Jong y Fermín más adelantado, iban cocinando a fuego lento jugadas que pudieran llevar a poner tierra de por medio en el electrónico.