
Así falló la Conmebol: el conjunto azul avanza a la siguiente fase del torneo continental y el 18 de septiembre deberá enfrentar a Alianza en Lima. Obviamente sin sus hinchas, que al menos durante lo que queda de esta Copa y la del próximo año no podrán asistir al estadio a acompañar a su equipo
En una decisión tan esperada como ejemplificadora, la Comisión Disciplinaria de la Conmebol resolvió que Universidad de Chile avance de manera directa a los cuartos de final de la Copa Sudamericana, tras los incidentes que suspendieron el partido de revancha ante Independiente de Avellaneda. Sin embargo, el pase deportivo llegó acompañado de un paquete de sanciones sin precedentes para ambos clubes, marcando un antes y un después en el manejo de la violencia en las competiciones sudamericanas.
El Veredicto: Triunfo Amargo y Sanciones Históricas
El organismo con sede en Luque emitió un fallo mixto tras analizar los descargos de ambas instituciones. Por un lado, dio por válido el empate 1-1 al momento de la suspensión, resultado que clasifica al conjunto chileno gracias al 1-0 obtenido en la ida. Por otro, impuso castigos draconianos que se extienden más allá de la actual competición.
La sanción económica y deportiva para la U es severa: deberá jugar sus próximos siete partidos de local y siete de visita sin público en torneos Conmebol, además de dos multas que suman US$270.000, montos que serán debitados automáticamente de sus derechos de televisión. El impacto financiero por la pérdida de recaudación en el Estadio Nacional se estima en cerca de US$7 millones.
No obstante, el castigo para Independiente fue categóricamente mayor: fue descalificado de la Sudamericana 2025 y recibió la misma sanción de catorce partidos sin su público y multas por US$250.000.
La Batalla en Luque: Dos Relatos en Conflicto
La resolución corona un proceso donde cada club defendió su postura. La U, representada por su gerente general Ignacio Asenjo y el abogado paraguayo Gerardo Acosta, argumentó que, como visitante, no podía cargar con el mismo nivel de responsabilidad que el club organizador. Su defensa incluyó videos y testimonios sobre las provocaciones y agresiones sufridas por su delegación en Avellaneda.
Independiente, por su parte, apuntó directamente contra la parcialidad azul, acusándola de planificar los desmanes. Su presidente, Néstor Grindetti, declaró tras la audiencia: “La postura imparcial del tribunal es absoluta, creo que nosotros tenemos razón”.
Las Reacciones: Satisfacción Estratégica y Amarga Expectativa
Tras la comparecencia, el presidente de Azul Azul, Michael Clark, mostró una cautelosa satisfacción con la gestión de la defensa: “Creo que se hizo un buen trabajo, se expusieron nuestros argumentos de forma clara y concisa. Hubo un buen ambiente en el tribunal, yo me voy contento”, señaló. Aunque añadió: “Me hubiese encantado no estar acá y que la llave se cerrara el 20 de agosto con un triunfo de la U”.
Grindetti, en cambio, esperaba un fallo a su favor y ya evaluaba los próximos pasos: “Son instancias de Conmebol y el TAS, hay que ver el fallo”.
Consecuencias Inmediatas y una Mano Dura Ejemplar
Más allá de las multas y la prohibición de público, la Conmebol ordenó a ambos clubes exhibir en su próximo partido local un cartel con la leyenda “BASTA DE RACISMO, DISCRIMINACIÓN Y VIOLENCIA” y difundir la campaña en redes sociales, en una clara medida correctiva.
El mensaje de la Conmebol es contundente: la violencia tiene un costo económico, logístico y deportivo insostenible. Mientras Universidad de Chile se prepara para enfrentar a Alianza Lima en cuartos de final, lo hace con el alivio de seguir vivo en el torneo, pero con la sombra de unas sanciones que redefinirán su participación continental en los próximos años. El precio de la clasificación resultó, en definitiva, extraordinariamente alto.
/
Facebook
Twitter
Instagram
YouTube
RSS