Los dos chilenos dijeron presentes en un partido que se definió por los errores referiles y por la falta de finiquito del equipo sevillano, que tal vez mereció mejor suerte en el Bernabeu
El Sevilla de Matías Almeyda volvió a ofrecer un planteamiento competitivo en un escenario de máxima exigencia como el Santiago Bernabéu, aunque nuevamente el resultado dejó un sabor amargo. No fue un hecho aislado: ya había ocurrido en Cornellà ante el Espanyol y en Mestalla, donde el empate tampoco reflejó del todo el desarrollo del juego. En Madrid, incluso, el partido fue mucho más abierto de lo que la diferencia de potencial entre ambos equipos hacía prever. Sin embargo, como tantas veces en la élite, la balanza terminó inclinándose por la calidad diferencial en las áreas: la toma de decisiones defensivas, la contundencia ofensiva y, sobre todo, la figura imponente de Thibaut Courtois marcaron la distancia final.
Defensa: pequeños errores, grandes castigos
En escenarios como el Bernabéu, cada concesión defensiva suele pagarse a un precio altísimo. El Sevilla logró durante largos pasajes neutralizar el juego interior del Real Madrid, cerrando con acierto los espacios de Arda Güler y Jude Bellingham gracias al trabajo coordinado de Mendy, Agoumé y Sow. No obstante, ese equilibrio se quebró por acciones puntuales evitables.
Marcao volvió a incurrir en uno de sus defectos recurrentes: una entrada aparatosa, con el pie alto, en una disputa que podía resolverse sin brusquedad. A ello se sumó una falta mal defendida, en la que el Sevilla optó por esperar el balón llovido en lugar de atacarlo, como sí hizo Agoumé. Esa pasividad fue una invitación abierta para que un atleta como Bellingham impusiera su físico y anticipación.
Otra vía de peligro fue el marcaje impreciso de José Ángel sobre Vinicius, entrando a todos los amagos y concediéndole pasillos francos hacia el área. El técnico sevillista corrigió este aspecto en la segunda mitad, donde el equipo logró frenar mejor las transiciones eléctricas del rival. Aun así, la expulsión de Marcao terminó de condicionar cualquier opción de resistencia final.
Ataque: dominio territorial sin traducción en el marcador
La puesta en escena del Sevilla fue notable. Con una línea defensiva alta y una presión bien coordinada, forzó pérdidas del Real Madrid en zonas adelantadas, un contexto que Juanlu interpretó con inteligencia desde el carril, sumándose con proyecciones constantes. Sin embargo, entre los resbalones de Alexis Sánchez y la falta de precisión de Isaac Romero en la definición, el conjunto andaluz desaprovechó la oportunidad de adelantarse en el marcador y sembrar mayores dudas en un Real Madrid que ya mostraba inseguridad desde el inicio.
El regreso de Suazo no logró sostener la intensidad ni la verticalidad que había aportado Oso en la banda izquierda en partidos recientes. La tibia respuesta del Real Madrid sin balón fue un regalo que el Sevilla no supo explotar del todo. Resultó frustrante observar cómo se diluían una tras otra las ocasiones generadas cuando Sow, Alexis Sánchez o Juanlu encaraban en tres cuartos de campo sin oposición clara, pero sin elegir el pase definitivo. A la espalda de Asencio se abría con frecuencia un camino directo hacia Courtois, un espacio que los atacantes sevillistas insistieron en desaprovechar.
Virtudes: competir en la derrota
El Sevilla volvió a marcharse del Santiago Bernabéu con las manos vacías, una escena repetida a lo largo de su historia reciente. No obstante, esta vez las formas fueron distintas y dignas de subrayar. El equipo compitió de igual a igual, generó numerosas ocasiones y mantuvo al Real Madrid incómodo durante buena parte del encuentro, incluso después de quedarse con un hombre menos tras la expulsión de Marcao.
La derrota deja una conclusión clara: el plan existió y fue válido, pero en el fútbol de máximo nivel la diferencia entre sumar y caer suele residir en los detalles, en la precisión y en la jerarquía dentro de las áreas. Ahí, una vez más, el Sevilla encontró su límite.
GALERÍA DE FOTOS CON LOS CHILENOS EN EL BERNABEU
/Sol García. Fotos: gentileza Diario de Sevilla
Facebook
Twitter
Instagram
YouTube
RSS