
En la historia del fútbol, hay entrenadores que ganan títulos y hay entrenadores que dejan un legado, y Marcelo Bielsa pertenece, sin duda, al segundo grupo.
Su llegada a la selección chilena en 2007 no se recuerda por los trofeos que levantó, sino por la revolución que logró en la mentalidad y en el estilo de juego que marcó un antes y un después para La Roja.
El técnico argentino encontró una generación de futbolistas con un talento innegable. Su trabajo no se basaba únicamente en nuevas tácticas de fútbol, pues es innegable la inyección de autoestima y el cambio en la forma de entender la competencia, aspectos que cambiarían la historia del fútbol chileno para siempre.
La filosofía del protagonismo
La propuesta de Bielsa fue radical y se basaba en el protagonismo absoluto, sin importar el rival que estuviera enfrente. Para llevar a cabo este método, implementó un sistema de alta presión, con una vocación ofensiva constante y un ritmo de juego asfixiante.
La idea era recuperar la pelota en campo contrario y atacar de forma vertical; pero, aunque efectivo, este estilo requería un compromiso físico y una concentración abismal.
Sin embargo, este cambio fue suficiente para transformar la percepción de Chile en el escenario mundial. La Roja había dejado de ser un equipo secundario para convertirse en un rival temido, capaz de jugarle de igual a igual a cualquier potencia.
Esta nueva identidad se reflejó en todos los ámbitos, cambiando por completo las expectativas en el mundo de las apuestas de fútbol cada vez que el equipo salía a la cancha.
El cambio de mentalidad
Es probable que el mayor logro de Marcelo Bielsa haya sido precisamente el cambio de mentalidad que inculcó en sus jugadores. Durante años, el fútbol chileno había lidiado con un cierto complejo de inferioridad al enfrentarse a gigantes como Brasil o Argentina, pero Bielsa, casi con martillo en mano, se propuso demoler esa barrera psicológica.
A través de su meticuloso método de trabajo y su inquebrantable convicción, convenció a una camada de jóvenes talentos de que eran capaces de competir contra cualquiera. Alexis Sánchez, Arturo Vidal y Gary Medel absorbieron esta filosofía y la convirtieron en su marca personal.
El derrumbe de los complejos haría que Chile manifestara su juego en cualquier estadio y ante cualquier rival. Esta nueva mentalidad ganadora, forjada bajo el mando de Bielsa, fue el nacimiento de esta generación dorada del fútbol chileno que traería a casa nuevos e importantes triunfos.
El entrenador que marcó la historia de La Roja
Aunque su ciclo al mando de la selección terminó en 2011, la influencia de Bielsa es tan profunda que perdura hasta el día de hoy.
El bielsismo se instaló en el ADN del fútbol chileno, especialmente en la exigencia de los aficionados, lo que ha hecho que la hinchada ya no se conforme con un equipo que se repliega y espera; ahora todos buscamos un once protagonista, valiente y que salga a comerse el partido, tal como lo hacía la selección de Bielsa.
Su legado se vio reflejado en los éxitos posteriores, como la conquista de las dos Copas América, con un equipo cuyo núcleo duro fue moldeado por él.
Entrenadores de todo el mundo estudiaron su innovador sistema táctico y su capacidad para potenciar el rendimiento de sus jugadores, pues Marcelo Bielsa fue un maestro que le enseñó a todo un país a creer en sus propias fuerzas.
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