El delantero portugués selló la goleada del Paris Saint Germain ante Real Madrid con un gesto que emocionó a todos: homenajeó a su ex compañero de su selección, con su icónico festejo gamer.
En un duelo donde Paris Saint-Germain brilló con fútbol y contundencia, Gonçalo Ramos le puso un emotivo cierre a la goleada 4 a 0 sobre Real Madrid en la semifinal del Mundial de Clubes, disputada en el Estadio MetLife de Nueva Jersey, Estados Unidos. Más allá del resultado que clasificó al equipo de Luis Enrique a la final ante Chelsea, el gesto del delantero portugués dejó una marca profunda. El PSG liquidó el partido rápidamente: dos goles de Fabián Ruiz y uno de Ousmane Dembélé en el primer tiempo pusieron en jaque a un Real Madrid desdibujado, especialmente en defensa.
Ramos, surgido del Benfica, selló la goleada con una definición precisa tras girar en el área y vencer a Thibaut Courtois. Sin embargo, lo que ocurrió después captó toda la atención: corrió hacia el córner, se sentó con las piernas cruzadas e imitó el característico festejo de Diogo Jota, fallecido días atrás en un trágico accidente automovilístico, publica el portal Los Andes.
Jota, exdelantero del Liverpool y figura de la selección portuguesa, solía celebrar sus goles simulando jugar con un joystick de PlayStation, en referencia a su pasión por el modo Ultimate Team del videojuego FIFA (hoy EA FC), donde destacaba como uno de los mejores jugadores amateurs.
Durante los últimos días, varios futbolistas rindieron tributo a Jota con ese mismo festejo. Pero el de Ramos, compatriota y colega, tuvo un impacto especial por el escenario y el contexto; una semifinal internacional, ante uno de los clubes más grandes del mundo, y con millones de personas mirando.
Diogo Jota dejó una huella imborrable tanto en clubes como Wolverhampton y Liverpool —con quien ganó cinco títulos, incluida la última Premier League— como en la selección de Portugal, donde se consagró campeón de la Nations League en 2019 y en la edición de 2025.
El gol de Ramos selló la victoria del equipo parisino, pero su homenaje trascendió el fútbol. Fue una despedida sentida, sincera, desde el lugar donde Jota más disfrutaba: dentro de una cancha.
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