
La expulsión de Asencio en el 7′ obligó a un esfuerzo doble a los blancos, sostenidos por Courtois, Huijsen y Valverde, para imponerse con claridad a los mexicanos, que fueron de las grandes decepciones del torneo
El Real Madrid sacó su mejor versión cuando pintaban bastos. En inferioridad desde muy temprano por la expulsión innecesaria de Asencio, el equipo blanco no dejó de buscar una victoria imprescindible para progresar a octavos. Lo logró con ataques rápidos, verticales, precisos y de pocos toques. También con la tranquilidad de contar con Courtois bajo palos, dominante; con Valverde imponiéndose en todos las facetas; y con Huijsen como jefe defensivo y origen del juego desde atrás. Un tridente de garantías. Aunque el adversario fuera débil, no falta mérito en la respuesta blanca. A mayor adversidad, mejor Madrid.
Todo el aplomo y la seguridad que mostró Raúl Asencio en sus primeros pasos como madridista se ha esfumado en este Mundial de Clubes. El segundo compromiso blanco, en teoría el más sencillo, se convirtió en una pesadilla para el central canario, que perdió la línea con Huijsen, concedió la ventaja al eterno Salomón Rondón y lo estropeó aún más al tratar de arreglarlo, agarrando al venezolano. Roja. A la ducha en el minuto 7, o sea, 83 minutos en inferioridad para el Real Madrid. Feo panorama.
Así que poco se puede adivinar de la apuesta inicial de Xabi Alonso, sin Rodrygo y con Arda Güler en la medular. Sí se puede, en cambio, valorar la reacción del equipo blanco y de su técnico. Valiente. Retrasó a Tchouaméni y redujo la presencia en el centro del campo para no quitar atacantes. Vinicius y Gonzalo arriba. Pudo salir mal, porque en una contra que Huijsen estuvo a punto de abortar, Courtois tuvo que hacer un milagro en dos disparos, uno de Kenedy y otro de Bautista. El belga sostuvo a los blancos que, tras el parón por el calor asfixiante, respondieron con acierto al retoque de Xabi Alonso.
Metió el técnico a Valverde en el medio y volcó a Gonzalo en izquierda, liberando a Vinicius de las ataduras de la banda. El uruguayo activó la contra con un pase vertical, el ariete descargó de primeras a Fran García y la internada del lateral desembocó en el pasillo interior por donde irrumpió Jude Bellingham con esa zancada elegante e incontenible para colocar el 0-1 con la zurda. Juego rápido, vertical, apoyo y desmarque, a uno o dos toques, rematado con precisión. Como en el segundo, con apertura de Vini a Trent, centro de primeras al medio, descarga también de primer toque exquisita de Gonzalo y Arda, desde atrás, remate cruzado con la derecha a la red. Con diez, 0-2.
Sintió Pachuca el revolcón. No había jugado mal, con Palavecino en el eje, Rondón derrochando oficio y Kenedy (Robert) buscando la espalda de Trent por izquierda. Pero algo tenía que hacer su técnico para buscar la remontada en superioridad tras el descanso. Metió a Cabral para cerrar con tres centrales y a Kennedy (John) para doblar atacantes. Crecieron los Tuzos, que llegaron especialmente por el lado izquierdo, de nuevo con Courtois como última frontera. Negó todas el belga, atajando el intento de reacción mexicano.
El esfuerzo defensivo pasó factura a los volantes blancos. Obligó a la respuesta de Xabi Alonso, que metió a Modric y Ceballos en el verde para recuperar la pelota. Mano de santo. El Madrid alargó las posesiones y buscó la profundidad de Vinicius, una amenaza permanente aunque le falte finura. Tardó un rato en encontrar la acción decisiva, pero cayó en la demostración de que Huijsen es un futbolista de jerarquía. Salió hasta línea de medios con la cabeza alta y metió el pase en profundidad exacto a Vini, que aguardó la llegada de más atacantes. Descargó a Valverde y el uruguayo se asoció con Brahim para remachar el encuentro. Descontó, con fortuna, Pachuca, en un remate lejano de Montiel que desvió Tchouaméni, pero no sufrió demasiado el Madrid, con Rüdiger en el campo para cerrar con tres y Huijsen multiplicándose en la contención. Victoria de mérito, afeada al final con un incidente entre Antonio Rüdiger y Cabral, con un posible incidente racista. El Mundial de Clubes acaba de empezar para los blancos.
/Por José María Rodríguez para Marca
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