Un Lewandowski letal acerca al mejor Barça al Madrid

El delantero polaco firmó un ‘hat trick’ de oficio en una goleada en la que Lamine también contribuyó a situarse a tres puntos al líder

El Barça se marcha aliviado, divertido y competitivo al tercer parón internacional de selecciones. El triunfo ante el Celta en Vigo, posterior al tropiezo del Real Madrid en Vallecas y rebosante de goles, le ha dado  el empujón hacia adelante que necesitaba para acercarse al líder. Su poderoso ataque, con un  Lewandowski exhibiendo oficio, devolvió a los azulgrana el talante de equipo que intimida.

Fue un Barça potente en ataque. Resolutivo y letal. Ese que Flick nos enseñó la temporada pasada, que entusiasmó a todos y que llevó al equipo hacia tres títulos. Le duele el sistema defensivo, con algunas precipitaciones y desajustes, nada que no se pueda curar. El técnico quería un Barça luchados y eléctrico y lo diseñó con una precisión cartográfica. El único lunar, muy duro por cómo está la enfermería, fue la expulsión por doble amarilla de De Jong.

Malhumorado por las prestaciones colectivas, Flick no repitió la misma alineación que contra el Elche y el Brujas. Hizo varios cambios destinados a ajustar el dispositivo defensivo que los belgas habían desactivado con transiciones rápidas e introdujo un par de correcciones ante un Celta entusiasmado con su juego y sus resultados. En el lateral derecho, Eric Garcia sentó a un Koundé desconcertante en los últimos encuentros y con un golpe. Jugó con fractura nasal y máscara y lo hizo con solvencia. En la punta de ataque, Lewandowski cobró de nuevo protagonismo. El plan del técnico alemán se fue al traste con las molestias en los instantes previos de Casadó. A falta de medios con ritmo, entró Olmo. El Barça resultó más reconocible en ataque. Sin Pedri, Lamine ejerció de motor.

Pero no declaración de intenciones, ni presentaciones. En apenas once minutos pasó de todo y de manera vertiginosa, sin tiempo para asentarse. Un penalti de improviso, captado por el VAR por mano de Marcos Alonso adelantó al Barça. Esta vez, Lewandowski cambio la registro de Sevilla y sí anotó. Del 0-1 se pudo pasar al 0-2 pero Rashford no resolvió al encarar al portero. Así que el Celta lo aprovechó para romper la defensa y firmar el 1-1, obra de Sergio Correira. En los siguientes minutos, las vertiginosas transiciones celtiñas cuestionaban otra vez el dispositivo culé. Szczesny iba loco. Las pérdidas penalizaban al equipo.

Con un guion trepidante, el Barça se amoldó a la exigencia del escenario. Presionó muy alto encerrando a los locales e impidiéndoles salir. Cuando funcionaba a la perfección, el ataque era peligro en estado puro. Fruto de su insistencia y en un error de Marcos Alonso, Lamine, trabajando a destajo, incitó a Rashford, que envió un remate blando al palo. El Celta caía poco a poco en la desesperación. Su táctica funcionaba con los balones en largo de Radu a Jutglà y Borja Iglesias. El intercambio de posiciones de los jugadores, con Balde marchándose también por dentro, multiplicaban opciones. Como una de Fermín y una definitiva después.

Tras otra acción paciente, tocando el balón de una banda de otra, el Barça volvió a adelantarse. Un centro medido de Rashford, muy influyente ofensivamente, permitió a Lewandowski firmar un doblete y recuperar su estatus de goleador insaciable. Pero pasó lo mismo, se repitió la historia. A los cinco minutos del gol del polaco, el Celta igualó la contienda. En otro desajuste y descontrol defensivo, un centro de Jutglà lo remató Borja Iglesias. Szczesny no vio venir el balón. Por segunda vez-

Eran dos Barça. Uno muy enclenque en defensa y otro, poderoso en ataque. Con desparpajo y convencimiento, consciente de los errores atrás, se inventó un nuevo contragolpe, un centro con rechace y un chut de Lamine para poner el 2-4 al descanso.  El Lamine más enchufado, la mejor versión de Lamine, dictaba la sentencia de la primera parte. En esta ocasión, no cometió el error de dejarse empatar. El 2-3 premiaba el oficio ofensivo azulgrana.

Aleccionados por Flick, el Barça se afanó en la segunda parte a mantener el control del balón. Mientras lo tuviera, el Celta no se aplicaba en igual al marcador. El monólogo inicial fue su mejor puesta en escena. Capeaba algunas embestidas, pero su dominio con el balón era inapelable. Solo la entrada de un Bryan Zaragoza de mal recuerdo pareció alterarle. Nada que ver con la alocada  primera parte.

En el primer cuarto de la hora de la reanudación no hubo ni una ocasión clara. Qué cosas. Cada renglón que escribía el Barça, el Celta trataba de improvisar. Los azulgrana buscaban el cuarto pero con el temor de no desequilibrarse en defensa. Y llegó otra vez gracias a Lewy y a Rashford. Un córner y un remate impecable de cabeza. Un ‘hat trick’ mayúsculo. Lamine pudo hacer la ‘manita’ pero Lamine envió el balón al palo. No se discutía el triunfo del Barça.

/MundoDeportivo