La televisión argelina no tuvo a bien informar de la victoria de Marruecos sobre Bélgica en la segunda jornada del Mundial. En la pantalla aparecieron todos los marcadores del día menos el de odiado vecino. No es algo que llamara la atención. Sin embargo, el pasado lunes, después de que los marroquíes sacaran a España del Mundial las celebraciones se extendieron a varios puntos de Argelia, incluyendo su capital.
Un paseo por la redes sociales da para encontrar una gran cantidad de mensajes de aficionados argelinos felicitando al vecino y congrantulándose por el paso dado por primera vez por una selección del Magreb.
Enfrentados por cientos de motivos geoestratégicos, la rivalidad argelino-marroquí está repleta también de casos de todo tipo en el mundo del fútbol. Hace apenas tres meses, Marruecos exigió a Adidas la retirada de la nueva camiseta de Argelia por estar inspirada en los «azulejos marroquíes» y considerarlo un «robo del patrimonio cultural del país». Y a principios de septiembre, la final entre esas dos naciones de la Copa Árabe sub 17 acabó en una batalla campal.
Pero la victoria ante España y el acceso a cuartos de final por parte de Marruecos ha formado una especie de Santa Alianza del mundo árabe alrededor de los Leones del Atlas. En el primer Mundial que se juega en el suelo de un país musulmán, por primera vez una selección de un país árabe se ha metido entre los ocho primeros. Eso ha llenado de orgullo a millones de personas que van desde Marruecos a Arabia Saudí.
Desde el pasado lunes, las calles del centro de Doha están llenas de aficionados que mezclan camisetas de Marruecos con banderas de Qatar, Arabia Saudí, Palestina, Afganistán o la de rivales habituales como Argelia o Túnez.
Hasta este Mundial, el límite de los países árabes en la Copa del Mundo había estado en los octavos de final: 1986 (Marruecos, eliminada por Alemania), 1994 (Arabia Saudí, cayó ante Suecia) y 2014 (Argelia, también con los alemanes como verdugos, en la prórroga).
El salto dado por la selección que en Qatar dirige Walid Regragui ha convertido a Marruecos en la selección que porta la bandera de todo el mundo árabe. Ante Portugal consiguió aprovechar esa fuerza que tiene detrás. Como ante España, las gradas del estadio Al Thumama fueron un hervidero en apoyo a la selección del país alauita. Pero es aliento no fue solo de marroquíes, porque todo el mundo árabe se ha puesto detrás de una selección que busca la gesta de meterse entre las cuatro primeras, pero a cualquiera de sus adeptos que preguntas por la calles de Doha responde con una palabra: «Insha’Allah» (Dios lo quiera).
/Marca
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