El inesperado y prematuro anuncio de su retirada cogió a contrapié al barcelonismo y al club, que tuvo que improvisar un homenaje a la altura de la leyenda que ha sido, es y será Gerard Piqué. El Camp Nou volvió a colgar el cartel de ‘sold-out’ en una ocasión especial y 92.605 espectadores no quisieron perderse el adiós del central.
ACOMPAÑADO DE LOS SUYOS
Tampoco su familia ni sus amigos, presentes en la grada. Sus hijos, Milan y Sasha, le acompañaron en todo momento, antes y después del partido. Gerard llegó con ellos en coche y saltó con ellos al campo, con la camiseta que llevaba su apellido y el número ‘3’, la misma que sus compañeros. Todo esto, con una lona en el centro del campo hasta el inicio del partido con el lema ‘SEMPR3’.
Gerard Piqué jugó su último partido en el templo culé como titular y como capitán. Un pequeño homenaje de Xavi y de Busquets, que le cedió el brazalete. Era el protagonista de la noche. Y todos los focos estaban puestos en él. Pancartas de agradecimiento y ovaciones inundaban el ambiente. En el minuto ‘3’, un cántico organizado por la grada de animación. Y hasta la afición pidió que fuese él quien chutara el penalti. Renunció y se lo dejó a Lewandowski. Lo acabó fallando el polaco.
LÁGRIMAS DE EMOCIÓN
El triunfo contra el Almería fue la mejor manera de decirle adiós. Aunque todo lo que sucedió sobre el terreno de juego pasó a un segundo plano. Cuando escuchó el silbato del colegiado que indicaba que iba a producirse un cambio, Piqué se emocionó sabiendo que había llegado el momento de despedirse. Sabía que una vez cruzada la línea dejaba atrás todo lo vivido en el Estadi, y quiso alargar esa última vez tanto como pudo. Abrazó, uno a uno, a sus compañeros sobre el verde. A Xavi, a todos los jugadores que estaban en el banquillo y a los miembros del cuerpo técnico. No se dejó a nadie. Y de fondo, una ovación de la afición y también aplausos de los lesionados.
MANTEO, VUELTA DE HONOR Y UNAS PALABRAS
Una vez finalizado el partido, sus compañeros le mantearon y le acompañaron en la vuelta de honor. Saludos y besos al aire recorriendo todo el perímetro. Un vídeo de homenaje y, finalmente, Piqué tomó la palabra: «Cuando te haces grande te das cuenta que a veces querer significa dejar marchar. En esta relación de tanto amor y pasión entre el Barcelona y yo, creía que era el momento de dejarnos un poco de aire. Y estoy convencido de que un futuro volveré a estar aquí. Esto no es una despedida. Ya me fui con 17 años porque creí que ese momento precisaba también un espacio. Mi abuelo me hizo socio cuando nací. Nací aquí y moriré aquí».
LA ÚLTIMA VEZ
Sus compañeros, que no dejaron de aplaudirle, le hicieron un pasillo y, en una última ovación, Piqué volvió al vestuario. Luego volvió a salir.
Se hizo fotos en el banquillo con toda su familia: hijos, padres, hermano… Fue el último de los jugadores en abandonar el campo. Y lo hizo por las escaleras del palco, donde quién sabe si dentro de unos años se sentará como presidente. De momento, toca decir adiós. Las luces del Camp Nou se apagaron por última vez para Piqué, pero esta siempre será su casa.
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