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Palermo, el ahora entrenador de Curicó Unido: “Hice goles de todas las formas posibles, hasta de rabona”

Palermo, el ahora entrenador de Curicó Unido: “Hice goles de todas las formas posibles, hasta de rabona”

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El Titán, cuenta el sueño que le queda por cumplir y habla de los más y menos de su carrera.

«De cabeza, de mitad de cancha, de cerca, de lejos, con derecha, con izquierda, de chilena, con las dos piernas, colgado del travesaño… Hasta me acuerdo que en un partido de Reserva con Estudiantes, contra Italiano en el Nacional B, hice uno de rabona. Lo tengo presente porque fue la única vez. No hay un gol que diga: ‘éste me faltó’”. De todas las formas que lo intenté, lo hice”.

Acaso no haya definición más exacta de Martín Palermo que esta frase de su propia autoría. Tal vez, no exista mejor manera de resumir su carrera en estos 25 años. Y quizás, no aparezca una mejor forma de exponer lo que fue, es y será. El Loco fue el goleador de la era Olé, un prócer de Boca, un superhéroe.

El diario, en todo este tiempo, fue testigo de su vida de película, lo acompañó desde que explotó en Estudiantes hasta que llegó al Xeneize con el pelo platinado en el 97, vio cómo se convirtió en goleador histórico, cómo se inmortalizó en estatua, cómo se llevó el arco de la Bombonera de regalo, cómo marcó un gol en un Mundial que Messi celebró y Maradona agradeció, cómo se hizo leyenda viva… Y por eso, claro, no podía faltar en aniversario, en esta celebración, justo él el que más festejó en estas Bodas de Plata-El slogan del diario es “compartimos la pasión”. ¿Qué hiciste por pasión?

-Como hincha y jugador en un momento fue ir a la hinchada de Estudiantes a mirar un clásico (fue en 1995, estaba suspendido) y vivir las dos sensaciones. Y si hay algo que me hubiera gustado vivir y que no hice, es ver un superclásico en la tribuna. Porque uno vive la pasión como jugador, pero lo que se siente en ese momento, en ese lugar, esa pasión del hincha, es única. Me hubiese gustado vivir esa experiencia.

¿Cuál es el primer recuerdo que tenés jugando al fútbol?

-En el barrio. En La Plata. En las vías de la calle 72. Ahí se armaban partidos. Yo era más chico, porque estaba mi hermano Gabriel y el resto de mis amigos eran más grandes. Pero ahí está el primer recuerdo, con los arcos con zapatos o buzos, en la tierra, en el barro, en canchas desparejas.

¿Y a quién te querías parecer ahí?

-En esa época, en los 80, cuando empecé a ver a Maradona en el Napoli, yo miraba a Careca. Era un goleador que me gustaba. También Van Basten, Zamorano… Después, de los delanteros argentinos,Batistuta, el Beto Acosta, de esas características.

-Seguro, como todos, relatabas tus goles nombrándolos. Luego pasó con vos.

-Eso es fuerte. Porque yo jugaba así, claro. Me armaba dos arquitos, era como jugar con dos equipos, nombraba jugadores todo el tiempo. En la época de Estudiantes era Sabella para Trobbiani, para Ponce, define Trama, gol. Por eso, imaginarse ahí que en el futuro varios chicos iban a decir mi nombre, dentro de esa forma de jugar, era impensado.

Hablando de infancia, ¿con Gianluca, tu hijo de cinco años, a qué jugás?

-La verdad es que se engancha mucho con la pelota. En casa, con su hermano Ryduan, cuando vienen los primos… Por más que sean más grandes que él, se mete. En la cuarentena pasada, nos la pasamos jugando al fútbol en el parque o dentro de casa.

Sus otros deportes

-Tu otra pasión es conocida: los autos.

-Es así, me gusta la velocidad, siempre me gustaron los autos. Es de sangre, por un tío de parte de mi mamá, que corría en Turismo Carretera, también en Estancia Chica con los Fiat, los Fititos. El siempre nos llevaba a dar una vuelta y metía mucha velocidad, nos hacía sentir eso. Quizás de ahí lo adopté. Después el Pato (Abbondanzieri) en las concentraciones era de mirar carreras y nos llevamos bien con eso.

-¿Y practicás otros deportes?

-Me gustan el básquet, el vóley, que me dediqué un año a cada uno, y también el tenis. Me gusta verlo, hoy en día lo juego, aunque no tengo la técnica. Sólo me la rebusco.

Su primera auto

-¿Te acordás que hiciste con tu primer sueldo importante?

-En ese momento era ahorrar. Porque más allá de que no tenía gastos, porque vivía con mis padres, siempre ahorraba o me compraba ropa. Después, lo que junté fue para un auto, porque antes andaba en moto e ir los entrenamientos en moto era peligroso, mis papás ya no querían más.

-¿Qué auto fue?

Bi-Un Fiat Uno cuatro puertas, usados, porque no fue cero kilómetro. Y bueno, eso fue con los ahorros de los primeros sueldos y hasta algo de ayuda tuve.

Bianchi, Boca, su éxito…

-Es difícil cambiar algo de tu carrera, pero si pudieras, ¿qué modificarías?

-No, la verdad que nada. Porque si me tocó tener que pasarlo de esa manera, es porque tenía que ser así. Si me hubiera gustado tal cosa, o jugar en otro equipo o en un grande Europa, ya pasó. Mi vida futbolística está identificada con mis inicios en Estudiantes y con todo lo que hice durante tantos años en Boca. Por eso, pensar que me hubiera gustado vivirlo distinto no sería justo. El fútbol me dio demasiado.

-¿Te acordás qué te dijo Bianchi cuando llegó a Boca?

-Lo tengo muy presente, porque fue cuando nos juntó con Guillermo. Ahí nos dijo que íbamos a arrancar de titulares y que después dependía de nosotros mantenernos y seguir. Pero eso para mí, para los dos, fue muy importante para lo que logramos.

-Su definición de “optimista del gol”, ¿es la más justa para describirte?

-Sí, porque la realidad es que todo el tiempo yo estaba pensando en el gol. No sólo en un partido. Si hacíamos fútbol en un entrenamiento y no hacía un gol, me iba con bronca a mi casa. Eso también generó ese optimismo que tenía por el deseo de hacer un gol, porque era una búsqueda constante. Por eso creo que es la definición más simple y concreta de lo que fui.

Bilardo, el Mundial, Diego, Leo…

-¿A quién te hubiera gustado conocer que no hayas podido?

-Me hubiera gustado conocer más o que me dirigiera a Bilardo. Porque más allá de la escuela de Estudiantes, escuchar a muchos jugadores de la Selección del 86 o del 90, contando anécdotas de él, hizo que me hubiera gustado ser dirigido y vivir eso.

¿No tuviste esa chance cuando estuvo en la Selección en el Mundial 2010?

-Si bien estaba cerca, porque era asesor, no se dio. Me hubiera gustado interiorizarme más. Lo único que tengo presente fue que, tras el gol a Grecia, me dijo: “Palermo, usted se va a acordar con el tiempo qué importante fue este gol”. Y fue algo que me quedó, porque si bien fue un gol que no definió nada, tenía razón, por lo que significó para mí y para mi familia.

¿Sos de poner el video y volver a verlo? ¿Sentís nostalgia por tus goles?

-Cada tanto lo pasan y lo miro. O a veces Gianluca pone goles míos en YouTube y lo miro. Fue un momento especial porque estar en un Mundial a mi edad, algo que no había vivido nunca, con mi papá, mi mamá, mi hermano, mi hijo Ryduan, mi mujer, todos presentes ahí, fue único.

-Y encima Messi, que lo intentó por todos lados, no convirtió en ese Mundial.

-Tuve ese privilegio. Veo las imágenes y digo… Después del gol vino Messi a abrazarme, a festejarme, me saludó. Y lo mismo con Diego, voy y me abrazo con él. Vos decís: en un mismo partido, dos personas tan importantes… Messi reconoce mi gol y Diego también. Fue increíble.

Los más y los menos

-A veces la percepción del jugador sobre el mejor año de su carrera no coincide con la general. ¿Para vos cuál fue?

-Desde la segunda mitad del 98 a mitad de año del 99. Ese año fue donde salimos campeones con Boca, donde hice 20 goles en 19 partidos, Bielsa me llama a la Selección y ganamos el bicampeonato. Eso, más de lo de la Copa América, hizo que fuera el más importante, porque surgió un poco la chance de ir al fútbol europeo, principalmente a la Lazio, y a otros clubes.

-¿Y el momento más duro fue tu primera lesión de rodilla o lo que te pasó en Villarreal, ya instalado en Europa?

-No, fue en esa segunda mitad del 99. Porque pasó lo de la Selección de los tres penales (vs. Colombia), se me frustra el pase a la Lazio y en noviembre tengo la primera lesión importante de rodilla.

-¿En qué momento te sentiste más pleno como jugador?

-En la época del Coco Basile. Ahí empecé a sentir un rol más importante, más completo dentro del equipo y de la cancha. Fue una evolución, la experiencia te hacía tomar otras decisiones, tener otras participaciones, estar con mayor conocimiento de dónde sacar mayor provecho. Esa etapa fue la de madurez, de cierre de mi carrera, me sentí un jugador más completo.

De puesto, arquero

-Arrancaste siendo arquero. ¿Hubieras llegado a Primera?

-Era chico, tenía seis años, me las rebuscaba. Aunque como fui yo, con mi personalidad y mi forma de ser, hubiera intentado de todas formas llegar a algo. Pero bueno, obviamente que no se dio así, por algo fue ese cambio a partir de los diez años, cuando elegí ser delantero. Después, en mi carrera quedó un poco la muestra de que mi puesto era ese y no de arquero. Igual, insisto, me la hubiera rebuscado para llegar.

-¿Algún arquero que te pidió clemencia?

-Lo más particular fue cuando vino el Laucha Lucchetti a Boca. Yo le había convertido muchos goles en Banfield y apenas llegó, me dijo en broma: “Menos mal que vine acá porque si no me ibas a seguir haciendo goles”. Con Caranta fue al revés. En Instituto no le había marcado ninguno. Pero cuando se fue de Boca a Lanús, enseguida le metí uno y charlamos sobre eso.

-¿Y alguno al que no le podías marcar?

-No, la verdad es que no tengo presente que uno me haya costado más que otro. De enfrentarlo muchas veces, ¿no?

No hay Palermo sin Guillermo y… sin JR

-¿Quién fue tu socio ideal? 

-Guillermo y Román. Y después Rodrigo (Palacio), cuando nos terminamos de conocer. Al principio no coincidimos en los movimientos, no me entendía. Pero cuando afinamos eso, me hizo hacer muchos goles. El Chelo Delgado, también. Pero los principales fueron Guillermo y Román.

Y si tuvieras que elegir el mejor equipo que integraste durante estos 25 años de Olé, ¿cuál sería?

-El del 98, el de ese campeonato. Fue el más fuerte. Esa base fue la que después fue sumando títulos, desde la libertadores hasta el cierre de la Intercontinental. Sin dudas, el mejor grupo que integré.

/OIe

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